Investigadores del Instituto Leeds de ciencias bioquímicas y ciencias clínicas de la Universidad de Leeds han demostrado el éxito de un tratamiento con nanotubos de oro en un modelo ratón con un cáncer humano.
Los investigadores observaron que la longitud de los nanotubos influía en su capacidad para absorber la luz y descubrieron una nueva técnica de fabricación de nanotubos que permite controlar la longitud de los nanototubos fabricados. Gracias a esa técnica, pudieron producir nanotubos de oro con las dimensiones adecuadas para absorber un tipo de luz llamado “infrarrojo cercano”.
A continuación, utilizando un haz de luz láser pulsado, aplicaron una luz de la frecuencia adecuada a los nanotubos que circulaban por el cuerpo para calentarlos, hasta conseguir una temperatura lo suficientemente elevada como para destruir las células cancerosas.
Eliminar el cáncer con bombas y balas de oro a nanoescala.
La termólisis (de termo-, que significa calor y –lisis, que significa destrucción) es un proceso químico por el cual, aplicando calor, una sustancia se descompone en otras sustancias.
En la fototermólisis se utiliza una transferencia de energía láser para generar el calor requerido.
Por último, la nanofototermólisis es el proceso en el que las nanopartículas, irradiadas por pulsos láser cortos, se calientan tan rápido que explotan. Esta explosión térmica de nanopartículas (nanobomba) puede ir acompañada de plasma óptico o generar ondas de choque con una expansión supersónica y fragmentos de partículas de elevada energía cinética, pudiendo todo ello contribuir a eliminar las células cancerosas ligadas a ellas.
Modificando la longitud de onda del láser, la duración de los pulsos y el tamaño y la forma de las partículas, esta tecnología puede producir, de forma controlada, un daño muy localizado, que puede oscilar de unos cuantos nanómetros (para el ADN) a decenas de micrones (el tamaño de una sola célula cancerosa) sin dañas los tejidos colindantes.
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